La inalterada naturaleza es el más preciado tesoro de este lugar. Su abrupta orografía ha permitido que la Cordillera Cantábrica se mantenga como antaño, conservando paisajes y rincones vírgenes, y una riqueza biológica sin igual. Ya no quedan lugares en Europa con semejante biodiversidad, y en donde la fauna mantenga comportamientos y hábitos totalmente salvajes, viviendo en libertad.